lunes, 3 de noviembre de 2014

1.

Muchas veces, muchas horas me enredo en no saberes. Me enredo y piso, me caigo. No entiendo, no me entiendo. Luego pienso y creo. Creo que desbaratar el día a día es bueno, aunque tanta locura desbocada me aparque el alma en segunda fila. Pienso que pienso demasiado cuando lo importante vibra. Cuando me vibra en el pecho una caballería entera. Cuando siento cuadrigas en pleno circo romano acelerando y frenando sin perder el compás, que es de lo que se trata. Que los caminos hacen ampollas, pero no en el corazón. Por eso anoto las cuentas de todas las horas que me paro a pensar. De todo lo que vibra, lo que crece, acelera y frena, lo que creo. Lo que creo es que no hay inviernos más cálidos que los que desbaratan y desbocan. Porque no es más razón sin menos razonar los locos días. Que no es menos frío si es más calor. De derretir las horas en el norte del polo hirviendo.


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