martes, 4 de noviembre de 2014

2.

A ver si se callan las entrañas de tanto batallar, de tanto desconsuelo. De las utopías que no se levantan por miedo al simple miedo, al fracaso, al desatino de la enormidad. A ver si me dejan dormir tantos sueños que no llegan mezclados en líneas rectas con muchas curvas. Me mareo, me encuentro mareada ante tanta impaciente muchedumbre. Me siento misantrópa, esquiva y huraña. No calculo el pulso de la vida porque me despistan tantos pájaros. ¿y qué? ¿acaso los pájaros nublan lo que la luz no ciega? ¿acaso la luz ciega lo que lo oscuro brilla? ¡Mentira! Crecer, tropezar, levantarse, sonreír. Sin duda muchos verbos para tanta hipocresía. Ingratos, cobardes, ¡os falta humildad! La humildad que se reparte cuando el cañón está a tiro, cuando suena el obturador y todo son risas y mojiganga. Me dais asco, me repugnáis, me oprimís el diafragma de tanta tiranía. Aún así, pienso que aún quedan pájaros que mirar para los que seguimos valorando lo que no se ve, lo que alimenta sin comprarse, lo que impulsa sin ser visto. Aún quedan sueños por cumplir para los que seguimos creyendo que se pueden conseguir grandes cosas. Aún estamos a tiempo de sacar a relucir la voluntad que nos falta cuando creemos que todo está perdido; ¡porque nada está perdido! Porque es más fácil caminar arrastras que no caminar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario